Torrelodones: la ciudad sin ley de Vecinos por Torrelodones (VxT)
Torrelodones, pueblo de la presierra de Madrid, se deteriora a pasos agigantados desde que está desgobernado por un partidito local denominado Vecinos por Torrelodones (VxT), que en realidad no es más que una «marca blanca» del PSOE con unas gotas podemitas; ojo, que el deterioro ya comenzó con el PP, partido caciquil donde los haya –al que con su NO en la moción de censura se le ha caído el tanga que le quedaba–, el cual desgobernó la localidad preocupándose no por ella, sino sólo de ellos mismos, logrando así el record de ser desalojado del consistorio por una población que por mayoritariamente conservadora le era proclive, pero que se hartó de tanto sátrapa, porque si no, ni por asomo.

El caso es que VxT lleva desgobernando el pueblo tres legislaturas. Las dos primeras teniendo como pilares a Elena Biurrun y a Ángel Guirao, dos sociatas emboscados que ahora recogen en altos cargos del Ministerio de Asuntos Sociales la recompensa por sus servicios al PSOE en Torrelodones. Y en la actualidad por Alfredo García-Plata, otro que aspira a recibir prebendas cuando termine; bien que la cosa se le pone fea porque tanta mamandurria, ineptitud y geta va camino de cabrear al personal.
El caso es que el deterioro general ha llegado a tanto que, como al perro flaco todo le son pulga y las pulgas huelen la flaqueza, la localidad se ha convertido en campo de batalla «institucional» de pandillas de bárbaros que se juntan –mejor decir que se retan y quedan– para zurrarse en el parque que hay frente al complejo comercial denominado Espacio Torrelodones, montando los viernes y sábados batallas campales de energúmenos donde incluso se blanden navajas y botellas rotas. El espectáculo, para el que tenga ganas, está asegurado. Eso sí, no cojan primera fila porque lo más seguro es que se escape alguna mandanga y se la lleven ustedes. Toda una vergüenza.

Además de lo dicho, propio de «Dodge ciudad sin ley», en los alrededores de la estación de Cercanías se asientan okupas y pululan otras gentes de mal vivir, cuya presencia y osadía se dejan sentir entre los viandantes de la zona en forma de hurtos, robos, amenazas y escupitajos, extendiéndose ya también al centro del pueblo donde los robos menudean a plena luz del día.

Entre las barbaridades urbanísticas, la falta de limpieza –hay mugre para dar y tomar–, el caos vial, el dispendio de fondos en deportes minoritarios, la pérdida de espacios naturales, la sin razón social o insocial –de la mano de la patética concejala del ramo, Susana Albert, una pobrecita indocumentada cuya cara lo dice todo y otras cosas también– y la inseguridad que se acrecienta, va faltando poco para que Torrelodones, otrora localidad emblemática madrileña, pegue el petardazo. Porque además, estos de VxT no tienen autoridad, ni decisión, ni agallas, cual sociatas que son, para poner orden, pues viven del desorden allá donde se asientan. También porque la policía local no sólo está desbordada, sino que está al borde del ataque de nervios porque nada más hay que ver cómo son para darse cuenta de que no pueden, pero porque ni quieren ni ganas que tienen. En cuanto a la Guardia Civil siempre está ocupada… por lo que ni se la espera.
En conjunto, y por lo dicho, Torrelodones ya empieza a ser conocida en la región como la «Ciudad sin ley de Vecinos por Torrelodones», de forma que bajo la ineptitud, desidia, holganza y desenfreno características de la izquierda –sólo algo superior hoy en día a la de la derecha– encarnada en este caso por el socialista VxT, la localidad se sumerge en el lumpen propio de unos desgobernantes mediocres, indigentes intelectuales y parásitos materiales tan incapaces como soberbios, sectarios, totalitarios y mendaces, maestros, eso sí, del postureo y la demagogia.

Brillante descripción. El que tiene ojos y no los usa…
Últimamente, paseando con mi hijo por las calles de Torrelodones, le decía yo a mí hijo como era Torrelodones durante mi juventud, como éramos los jóvenes, como era la diversión. Salvando las distancias generacionales, le dije a mi hijo que no reconozco el pueblo en el que me crié. Es lamentable y solo está patulea actual de progres son los culpables, y no olvido claro a aquellos iluminados que les votan, claro.
Una de las consecuencias directas de la «imbecilidad social» imperante en España es que pagan justos por pecadores. Pero es lo que tiene cuando uno vive inserto en una sociedad de mentecatos, donde lo importante es llevar los vaqueros rotos por las rodillas y hacerse un tatuaje de 500 € mientras Cáritas te paga el comedor escolar de tu hijo.
Y encima no puede uno reivindicar ciertos establecimientos porque van y te meten en la cárcel.
Hasta que no se lie y muera hasta el apuntador, la gente no se quedará contenta con el cambio político, también aquí justos pagaremos por pecadores.
¡Que clase, que elegancia! Un articulo escrito con tal calidad humana, una planta y una facha digna de Papas y Reyes (notese la ironia). Con lo rico que es el castellano, ¿tan dificil es llamar gilipoyas sin faltar al respero?. Será que llamar gilipoyas no esta en manos de quien quiere, sino de quien puede. Así no señores, en Torrelodones hay muchisimas cosas que fallan y sob culpa indudable de la nefasta gestión del del equipo de gobierno. Expecialmente de la ultima legislatura de vxt. Legislatura inexistente, improductiva y perdida. Espero que rectifiqueis, este no es el camino m, si queremos gobernar algun día nuestro pueblo como se merece, este no es el camino. ¡Así No!