Totalitaria memoria anti-histórica

Se trata por tanto de un proyecto radicalmente antidemocrático, por cuanto pretende decidir desde el poder la realidad de la historia. Esto sólo ocurre en regímenes totalitarios tipo Cuba, Corea del Norte, Venezuela y similares, hacia los que parece que España está dispuesta a transitar.

“No se puede imponer por ley un único relato de la historia. No se debe borrar por ley la cultura e historia de un pueblo, por razones ideológicas”.

franco
Portada del disco “Manifiesto” editado en 1974 en Berlin por el cantautor Bernardo Fuster (a) Pedro Faura, comunista y miembro de la banda terrorista FRAP

Un terrible “historicidio” viene perpetrándose en España, con total impunidad, desde 2007, cuando menos, y mucho antes también. Ninguna razón moral, ni derecho subyacente, puede primar sobre la analítica verdad de los hechos en las circunstancias en que se produjeron. Ninguna ley variará los hechos de la historia. La verdad interpretada de unos hechos, cualquiera que sea, no puede ceder a ninguna interesada propaganda política. Resulta del más puro estilo totalitario legislar sobre la historia o contra la historia.

La nueva ley de memoria histórica propuesta por el PSOE, consecuencia y empeoramiento de la anterior, también suya y no derogada por el PP, ni lo será por Ciudadanos caso de llegar al poder, pretende ilegalizar cualquier asociación o fundación que sostenga puntos de vista contrarios a los de ese y otros partidos sobre la historia reciente de España. Y amenaza con penas de cárcel y elevadas multas a quienes sostengan opiniones o estudios favorables a la figura de Francisco Franco y a su etapa de gobierno. Intenta asimismo expropiar, destruir o transformar el patrimonio histórico y artístico procedente de aquela época.

Esta proposición ataca directamente los fundamentos de la Constitución en vigor que los partidos mencionados tanto dicen defender, así como los «valores superiores» que su ordenamiento jurídico dice consagrar: la libertad (de opinión, expresión, investigación y cátedra); la justicia (sólo atribuible a jueces y tribunales); la igualdad (que impide la discriminación ideológica, de sexo, raza, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social); el pluralismo político (ejercido como actividad libre dentro del respeto a la constitución).

El proyecto de ley viola asimismo el artículo 19 del Pacto de Naciones Unidas sobre derechos cívicos y políticos, suscrito por España, que en su apartado 49 especifica: “Las leyes que penalizan la expresión de opiniones sobre hechos históricos son incompatibles con las obligaciones que el Pacto impone a los Estados partes en lo tocante al respeto de las libertades de opinión y expresión. El Pacto no autoriza las prohibiciones penales de la expresión de opiniones erróneas o interpretaciones incorrectas de acontecimientos pasados”.

Se trata por tanto de un proyecto radicalmente antidemocrático, por cuanto pretende decidir desde el poder la realidad de la historia. Esto sólo ocurre en regímenes totalitarios tipo Cuba, Corea del Norte, Venezuela y similares, hacia los que parece que España está dispuesta a transitar.

El proyecto vulnera asimismo la verdad documentada de la historia, como demuestra el mero hecho de que su versión quiera imponerse por la fuerza y la violencia del Estado, al ser incapaz de sostenerse en un debate e investigación libres e  independientes. Sus argucias invocando la dignidad de las supuestas víctimas o equiparando los años de gobierno de Francisco Franco con el nazismo y el fascismo son sólo el envoltorio sentimental y falso de una ofensiva contra la libertad de todos los españoles, contra la tan cacareada democracia y contra la verdad histórica más evidente. Asimismo, incita al odio contra cuantos no compartan la opinión del PSOE sobre estas cuestiones.

Es obvio que un proyecto de ley semejante no puede provenir de un partido democrático. Y es que la historia del PSOE no es en absoluto democrática, sino todo lo contrario, es decir, totalitaria, dictatorial e incluso criminal donde las haya. Muchos pensaban que después de la tan alabada «Transición» dicho partido habría cambiado su trayectoria anterior, hoy podemos constatar que muchas de sus tendencias teóricamente antiguas siguen en él enraizadas hasta la médula; entre otras ese recalcitrante y decimonónico marxismo genocida.

el-valle-de-los-caidos-y-pedro-sanchezAdemás es bien sabido que ese partido no hizo prácticamente oposición al régimen franquista, en el que medraron muchos de sus líderes posteriores, lo que hace especialmente grotesca su pretensión de derrotarle cuarenta años después de su desaparición. Más aún, el hecho de que sea su mala conciencia y la necesidad de hacer olvidar sus crímenes de entonces, y por otro justificar su patético presente, lo que le lleve a no encontrar otra fórmula de estigmatizarse y mirar al futuro que mediante un virulento anti-franquismo que le lleve incluso a atacar la libertad de los españoles de hoy y a sabotear tanto la democracia que dice profesar y defender, como la normal convivencia entre los mismos.

Esta propuesta debe ser rechazada radicalmente por toda la sociedad, pues España no puede permitirse una involución hacia regímenes de tipo marxista como el que el PSOE, y Podemos, con la inhibición activa del PP y Ciudadanos, quieren imponernos; nos va en ello la verdadera libertad, la paz y la prosperidad. 

No olvidemos, por último, que mientras la izquierda ostenta el poder ideológico, la derecha tiene el financiero. Ambas son cara y cruz de la misma mala moneda. El sistema actual es cada vez más extremo-izquierdista en lo ideológico y cultural, y más liberal-capitalista en lo económico. Que a estas alturas haya gente que se considera inteligente y no se dé cuenta de que el más cruel capitalismo de Estado y el más despótico y genocida marxismo socialista o comunista se han aunado –los extremos se tocan–, ha triunfado y se ha hecho con las riendas globales, es sencillamente muy triste y… peligrosísimo.

 


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