Vae victis: Nuremberg 1945-46

Roberth Jackson

Los juicios de Nuremberg fueron procesos sin precedentes en la historia del derecho internacional, cuya concepción jurídica se debió principalmente a Roberth Houghwout Jackson, Fiscal General de Estados Unidos, que pasó a ser fiscal jefe en dichos juicios.

Tras las conferencias de Crimea y Yalta (en las que no participó Francia), las tres potencias aliadas (Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Soviética), firmaron un acuerdo en Londres el 8 de agosto de 1945 por el que se creó el Tribunal Militar Internacional encargado de enjuiciar a los culpables de tres figuras jurídicas nuevas inexistentes hasta ese instante en el derecho Internacional:

CRÍMENES CONTRA LA PAZ.- Planificar, preparar, iniciar o librar guerras de agresión o una guerra que constituya una violación de tratados, acuerdos o garantías internacionales, o participar en planes comunes o en una conspiración para lograr alguno de los objetivos anteriormente indicados.

CRÍMENES DE GUERRA.- Violaciones de las leyes o usos de la guerra. En dichas violaciones se incluye el asesinato, los malos tratos o la deportación para realizar trabajos forzados o para otros objetivos en relación con la población civil de un territorio ocupado o en dicho territorio, el asesinato o malos tratos a prisioneros de guerra o a personas en alta mar, el asesinato de rehenes, el robo de bienes públicos o privados, le destrucción sin sentido de ciudades o pueblos, o la devastación no justificada por la necesidad militar, sin quedan las mismas limitadas a estos crímenes.

CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD.- El asesinato, la exterminación, esclavización, deportación y otros actos inhumanos cometidos contra la población civil antes de la guerra o durante la misma; la persecución por motivos políticos, raciales o religiosos en ejecución de aquellos crímenes que sean competencia del Tribunal o en relación con los mismos, constituyan o no vulneración de la legislación interna del país en donde se perpetraron.

Berlín 1945

A pesar de no ir más allá, es decir, de no concretar en nadie en particular, desde un primero instante todo apuntó como enjuiciables sólo y exclusivamente a los líderes y miembros del Partido Nazi; para la celebración del juicio se eligió Nuremberg como sede porque Berlín no reunía condiciones debido a su total destrucción y porque tal ciudad había sido la cuna del nazismo.

Así pues, los juicios de Nuremberg fueron procesos mediante los que los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, (Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia y la URSS), sometieron a juicio a los vencidos por sus responsabilidades en la guerra, en el inicio de las hostilidades y en la violación de los preceptos de guerra comúnmente aceptados por los Estados europeos. Los juicios y sus bases jurídicas (recopiladas en Estatuto del Tribunal Militar Internacional) supusieron un hecho sin precedentes en la historia del Derecho Internacional, dando por ello pie a las primeras críticas y acusaciones directas de ilegitimidad al irse a juzgar delitos nunca antes tipificados, ni asumidos internacionalmente.

Más aún. De acuerdo con la propia constitución del citado Tribunal Militar Internacional, su objetivo era el de castigar “a las personas acusadas de haber cometido actos contrarios a las leyes o a los usos habituales de la guerra” sin más concreción, por lo que no sólo eran punibles los nazis, sino también cualesquiera otros que hubieran incurrido en dichos actos, lo que como veremos señalaba directamente, repetimos, según los condicionantes del propio Tribunal, a los que iban a ejercer de jueces; causa de nuevas críticas y acusaciones de ilegitimidad toda vez que quedó de inmediato claro que nadie iba a hurgar en el comportamiento de los vencedores.

Y es que, como veremos, muchas de las actuaciones de los aliados al inicio de la guerra, durante ella y a su fin, quedaban directamente señaladas por los delitos ahora tipificados por el citado Tribunal.

  • Con la victoria de los bolcheviques tras la Guerra Civil Rusa, y la creación de diferentes organismos en el seno de la Rusia Soviética, se creó un nuevo sistema con el que el Estado eliminó a sus enemigos políticos, así como a muchos “amigos” y correligionarios. Tras el ascenso de Stalin y su Gran Purga, y el inicio de grandes proyectos como el Canal entre los mares Báltico y Blanco, se hizo patente la necesidad de mano de obra esclava. El Gulag (Glávnoye Upravliéniye Ispravítel’notrudovij Lagueréi –Dirección General de Campos de Trabajo–) fue la solución. Este organismo del Estado soviético se encargó de la construcción de campos de concentración en los cuales los prisioneros fueron sometidos a trabajos forzados y castigos idénticos a los de los nazis; de hecho éstos copiaron de los soviéticos.
  • La Segunda Guerra Mundial la iniciaron Alemania y la URSS a la par. Ambas invadieron Polonia al mismo tiempo –tan sólo quince días de diferencia la URSS sobre Alemania—y además la URSS invadió los países bálticos y Finlandia. “La guerra de invierno”, guerra de agresión, es el nombre con el que se conoce esta última agresión de parte de la Unión Soviética en 1939. Los propósitos del Kremlin se hicieron patentes al final de la contienda (1940) cuando exigió la cesión de extensos territorios meridionales finlandeses.
  • Fosas de Katyn

    Tras la invasión por Alemania de la parte polaca dominada por la URSS, se descubrieron las denominadas “fosas de Katyn” que mucho más tarde, en 1989, el entonces Primer Ministro Gorbachov admitió que en ellas la NKVD había ejecutado a cuantos polacos pudo, al tiempo que confirmaba la existencia de otros dos lugares más de idénticas características, donde siguiendo las órdenes de Stalin, en Marzo de 1940, la NKVD había dado muerte a 25.700 polacos, incluyendo los encontrados en Katyn. Tal realidad se conocía con absoluta certeza y pruebas ya cuando los juicios de Nuremberg.

  • “Día y noche caían sin cesar las bombas sobre Alemania. En 1942, se arrojaron 41.400 toneladas; en 1943 esta cifra se elevó a 206.000, y en 1944 se llegó a 1.200.000. A pesar de que la guerra estaba ya decidida, los bombardeos no cesaron, y así en los cuatro primeros meses de 1945, cayó sobre el territorio alemán medio millón de toneladas”. (Aguirre, 1980, p. 753). Hamburgo, Mariemburg, Karsruhe, Cassel, Dresde, la misma Núremberg, Bonn, Leipzig, Lübeck, Stettin, fueron, entre otras, algunas de las ciudades industriales bombardeadas con una persistencia que ni los nazis habían siquiera intentado. Durante estas operaciones aéreas, muchas con la guerra ya casi finalizada y sin que dichas ciudades fueran objetivo militar, el número de pérdidas humanas se calcula en unos 593 000 muertos, la mayoría población civil.
  • Con el avance del Ejército Rojo sobre territorio alemán propiamente dicho, y sabiendo que las ciudades del Reich estaban defendidas precariamente por mujeres, ancianos y niños, los soldados soviéticos liberaron sus más profundos odios contra tal población civil, siguiendo el pregonar de Ilya Ehrenburg, comisario soviético judío: “¡Maten! ¡Maten! En la raza alemana no hay más que mal, ¡ni uno entre los vivos, ni uno entre los aun no nacidos, nada más que mal! Sigan los preceptos del camarada Stalin. Aniquilen a la bestia fascista de una vez por todas en su guarida. ¡Usen la fuerza y rompan el orgullo racial de esas mujeres alemanas! ¡Tómenlas como su botín de guerra! A medida que avancen, maten, nobles soldados del Ejército Rojo”. Tal proceder, no sólo permitido, sino como vemos impulsado por las autoridades soviéticas de todo tipo, entraba de pleno en lo que el Tribunal tipificó como “Crimen contra la Humanidad”
  • Estados Unidos olvidó todos sus pretendidos principios humanitarios el 6 y el 9 de agosto de 1945 al emplear un arma sin precedentes en la guerra moderna: la bomba atómica, lanzada contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Las cifras de la cantidad de víctimas de los dos lanzamientos de bombas atómicas no pueden concebirse. Implicaría la suma de muertos en el momento de la explosión, y aquellos que murieron paulatinamente debido a los efectos de la radiación. Hiroshima y Nagasaki son el paradigma de la exterminación de una población, en el conjunto de las operaciones de los aliados. Aunque el objetivo de dichas bombas era rendir al Japón, no existiendo razones raciales como en el caso de los nazis, su uso implicó la exterminación indiscriminada de seres humanos la mayoría también civiles, hecho proscrito en el marco de “Crimen contra la humanidad”, considerado en el Artículo 6 del Estatuto del Tribunal Militar Internacional.
  • Fueron cientos de miles los prisioneros alemanes e italianos, fundamentalmente, los que murieron de hambre abandonados en campos de concentración rusos y aliados durante los años de 1945 –cuando incluso los juicios se estaban desarrollando en otro crimen contra la Humanidad patente– a 1949.

A partir de lo expuesto, considerando tales actitudes y procedimientos de las fuerzas militares de los aliados tipificados por el Estatuto del Tribunal Militar Internacional como crímenes de guerra; considerando el hecho de que aquellos que ordenaron tales procedimientos no fueron sometidos a juicio alguno; aceptando que los juicios atentaban contra el principio jurídico Nulla poena sine lege (No hay pena sin ley) aceptado por todas las naciones, es posible declarar ilegales e ilegítimos los juicios de Nuremberg.

Para eso, a nuestro entender, hubiera sido mejor que cada país aliado hubiera juzgado en consejos de guerra sumarísimos según sus propias leyes a los enemigos que hubiera considerado conforme a los códigos de justicia militar y usos y leyes de la guerra entonces en vigor en cada uno de ellos y hubiera ejecutado a cuantos considerara o, incluso, que lo hubiera hecho conforme al antiguo adagio ¡Vae Victis! Para todos, vencedores y vencidos, hubiera sido más honroso y aceptable.


Una respuesta a «Vae victis: Nuremberg 1945-46»

  1. También Japón recibió toneladas de bombas incendiarias
    Y la cuna benedictina de Montecasino
    Y los prisioneris de guerra entregados a los soviéticos pata su exterminio
    Nada, minucias democráticas

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