Varapalo monumental a la infame Ley de «Mentira Histérica» en Soria y en toda España

La noticia, no por esperada entre las gentes de bien, al contrario que entre las otras, claro, no deja de tener por ello más actualidad ni menos importancia. El Tribunal Supremo, con una nueva sentencia –la anterior fue en 2012 en relación con las actividades del prevaricador ex-juez Garzón–, ha reiterado su ya acreditada jurisprudencia, de la que los recalcitrantes no se quieren enterar, según la cual el pretendido derecho “El derecho a conocer la verdad histórica no forma parte del proceso penal y solo tangencialmente puede ser satisfecho. Las exigencias de contradicción efectiva, de publicidad, de igualdad de partes, de oralidad, la disciplina de garantía de la prueba, el contenido esencial del derecho a la presunción de inocencia, etc., como notas características del sistema penal de enjuiciamiento, se compaginan mal con la declaración de la verdad histórica de un hecho tan poliédrico como el de la guerra civil y la subsiguiente posguerra”.

Además, y por si no bastara para los sordos ideológicos, el Alto Tribunal reitera que la jurisdicción penal española no puede revisar lo acontecido durante la Guerra Civil y la posguerra, delegando, en todo caso, esa tarea a los historiadores e investigadores. Y añade: “Los métodos de indagación del juez de instrucción no tienen nada que ver con el proceso investigador del historiador. No procede mezclar la verdad histórica con la forense, pues la histórica es general e interpretable, no está sometida a la perentoriedad de términos y plazos y, con frecuencia, precisa de cierta distancia temporal para objetivar su análisis. La judicial, por el contrario, se constriñe a un hecho, impone unas consecuencias con carácter coercitivo, está sometida a requerimientos temporales y formales y es declarada con observancia de las garantías propias y se refiere a la depuración penal de una responsabilidad exigida desde una acusación.”.
La sentencia vapulea así a la «Asociación Recuerdo y Dignidad» (¿?) de Soria –en realidad Olvido de los crímenes frentepopulistas e Indignidad de los que ahora los enaltecen– que había interpuesto demanda por el presunto asesinato en 1936 de cinco personas enterradas en Almazán. Hasta aquí la noticia. Ahora nuestra opinión.

Esta asociación forma parte de la repugnante tela de araña creada al amparo de la Ley de Memoria (Mentira) Histórica (Histérica) impulsada por el PSOE con Rodríguez Zapatero –aunque incubada ya por Felipe González– con el objeto, por un lado, de reescribir la historia… al revés, claro, haciendo pasar a víctimas por verdugos y viceversa; por otro, de lavar el cerebro hasta dejarlo vacío a las nuevas generaciones para poder manipularlas a su placer y, finalmente –¿o será lo primordial?– de subvencionar a los propios para que vivan, sin dar golpe, de los impuestos de todos.
La infame ley, repugnante donde las haya y que sigue sin tener parangón en ningún país civilizado del mundo –e incluso incivilizado–, es fruto de la extrema izquierda «española» –o sea, desde el PSOE hasta… toda, porque en España toda la izquierda ha sido y es siempre extrema–, en realidad antinacional y antiespañola, porque para desgracia de nuestra nación, somos el único país del mundo que padece, que sufre, una izquierda antidemocrática, totalitaria, leninista/stalinista, revolucionaria, rancia, indigente intelectual, plena de vagos y maleantes, trasnochada, nostálgica de la cheka y del «paseo», del puño en alto, la alpargata y el mono, que aún hoy en día, en pleno siglo XXI –¡hay que joderse!–, propugna esa ideología marxista-leninista al más puro estilo stalinista históricamente fracasada allá donde se impuso –siempre por el terror– entre ríos de sangre y toneladas de miseria. Y es que el marxismo-leninismo es una enfermedad del alma y de la mente que no tiene cura; hay muy pocos que lo lograron: George Orwell o Pío Moa, por citar alguno.

Menos mal que aún queda algo sano de nuestro politizado y corrupto sistema judicial —«Montesquieu ha muerto», dijo el marxista Alfonso Guerra, porque bien sabía que eran él y González los que lo habían asesinado… con la connivencia del PP–, el cual es todavía capaz de poner las cosas en su sitio y hacer justicia.
Así pues, sólo queda que los historiadores e investigadores serios –que los hay aunque sean pocos en el páramo cultural en el que estamos hundidos–, que quieran conocer la VERDAD, buceen en los archivos, pues está todo documentado hasta la saciedad –lo tienen muy fácil–, y hagan su labor, no como la «Asociación Recuerdo y Dignidad» (¿?) de Soria –en realidad Olvido de los crímenes frentepopulistas e Indignidad de los que ahora los enaltecen– y otras muchas de esa extensa y putrefacta red de jetas, manipuladores y mentirosos, a ver si se les acaba el chollo de vivir de los demás, que es su objetivo secular.
PD.- Y a los peperos, mamporreros de los citados con su sempiterna cobardía y estupidez.

Magnífico trabajo.
Pero poco se puede esperar de este estado de desecho con una justicia de autor gubernamental (salvo en algunos rarísimos casos).
Y nada de cobardía y estupidez en esos PP/Cs, como en el resto de partidos «mayoritarios» (menos uno): es traición obediente a las logias lo que les mueve fundamentalmente.
E incluso VOX va dando bandazos, de vez en cuando, por ejemplo apoyando que el actual desgobierno pueda hacer lo que le de la gana con el dinero que venga de la UE…