«Vascos y navarros: Mitos, historia y realidades identitarias»: imprescindible

Arnaud Imatz

En otro sitio he observado que toda historia es individual y singular, y que de todas las tierras de Occidente ninguna tiene una historia tan singular como España.  Dentro de España, no hay otra región tan singular como el País Vasco, ni siquiera la Cataluña del fet diferencial.  El País Vasco es especialmente individual por varias razones –su idioma nativo, sus instituciones específicas (individualizadas por provincias hasta dentro de la región) y su historia.  En cambio, participa también en la misma estructura social general y la cultura común de España, y su base antropológica es, a pesar de todo, si seguimos las conclusiones de Julio Caro Baroja, probablemente más semejante de lo que quieren admitir los ultranacionalistas.

Arnaud Imatz es un escritor e intelectual francés que ha dedicado mucho tiempo a la historia y los problemas de España, aunque no es tan bien conocido dentro del país como merece. Sus obras importantes publicadas en España han tratado del franquismo y de otras cuestiones significativas, desde Al-Ándalus a los problemas actuales. Como vasco-francés con amplios antecedentes en ambos lados de los Pirineos, es natural que haya dedicado mucha atención a la historia vasca.

Un aspecto dominante de la cultura actual española es la tergiversación de la historia, tanto dentro como fuera del país, y la parte de España cuya historia ha sido la más tergiversada es el propio País Vasco. Todo nacionalismo, sin la más mínima excepción, mitifica la historia de la nación, pero los mitos de la historia vasca son aún más extravagantes que los de algunas otras naciones o regiones.

Es por eso que Arnaud Imatz ha preparado este libro de Vascos y Navarros, que constituye un perfil o trazado de los hechos, personalidades y factores más importantes de la historia vasca, con el objetivo de presentar los hechos y las realidades de esta historia. Además –lo que es igualmente importante– ofrece una perspectiva mucho más completa, porque incluye la historia del País Vasco francés y de Navarra. Dado el opresivo ensimismamiento de la historiografía en España, normalmente falta esta perspectiva más completa, por indispensable que sea. Por eso, tal perfil histórico por Imatz constituye una obra única, indispensable para entender la estructura histórica básica de “ambos” Países Vascos, y también cómo Navarra está relacionada con esta historia mientras también ha seguido su propia historia.

Yo quisiera ilustrar la complejidad de esta historia con una anécdota personal, que tiene que ver con el origen mismo de mi propio interés en el País Vasco, y que se refiere a la personalidad del lehendakari vasco original, José Antonio de Aguirre, quien ha sido, como dice Imatz, a la vez el más famoso y el más popular de todos los que han ocupado ese oficio.  A diferencia de los otros líderes republicanos en el exilio, Aguirre pasó la mayor parte de la segunda guerra mundial en Estados Unidos, una circunstancia que sin duda tenía que ver con la búsqueda perpetua en esa época de un patrocinador internacional.  Durante la guerra había presentado un ciclo breve de conferencias en mi universidad, Columbia (EE.UU.), y mi director de tesis, que le había conocido, me facilitó una carta personal de presentación, porque en 1958 yo pensé iniciar mi primer viaje de investigación en España con una breve estancia en París para conocer a los principales exiliados republicanos, algunos de los cuales me ayudaban generosamente.

Aguirre me recibió inmediatamente y con gran cordialidad en su despacho de la “Délégation d’Euzkadi” en la rue Singer de la Rive Droite de París.  El presidente tenía un gran don de gentes, y era campechano y abierto en el trato, con mucho calor humano. Aún más, disponía del tiempo para charlar durante una hora con un desconocido doctorando norteamericano de 24 años escasamente cumplidos, en parte porque en esos años el nacionalismo estaba en un punto bajo.  Volví a visitarle en junio de 1959, después de mis pesquisas en España, y me recibió del mismo modo cordial.

Con su gran simpatía personal, Aguirre discurría ampliamente sobre la historia del nacionalismo y el País Vasco y se mostraba muy abierto a las preguntas. En otros foros sin duda polemizaba mucho, pero en el trato personal no era nada polémico. Como ejemplo de su franqueza, mencionaré el hecho de que fue Aguirre quien primero me explicó que en 1936 la opinión en el País Vasco se dividía en tres, con un tercio a favor del nacionalismo, otro a favor de las derechas católicas españolas y el último tercio apoyando las izquierdas españolas, lo cual era cierto.  O, como dice Imatz, la guerra civil española fue también una guerra civil entre vascos. Aparte de las cuestiones históricas, siempre recordaré al presidente vasco con el mayor afecto por su generosidad y simpatía.

Requetés vascos y «gudaris» vascos

Me presentó también a otras personalidades, sobre todo al gran bibliógrafo vasco Jon Bilbao, que pronto sería un buen amigo y colega de por vida.  Jon, que había nacido en Puerto Rico, era ciudadano norteamericano pero había sido un joven oficial de gudaris en la guerra. Más tarde ganó un doctorado en Columbia, donde sus profesores, algo desconcertados por la singularidad del idioma vasco en que Jon quería especializarse, colocaron su proyecto de investigación en nada menos que la sección de idiomas ural-altaicos, otro ejemplo de la perplejidad suscitada por el idioma (como Imatz explicará). Años después Jon llegó a ser el bibliotecario y asesor especial del Basque Studies Program de la universidad de Nevada, la primera de Norteamérica con esa especialidad.  Luego, durante la época breve de mis investigaciones sobre el País Vasco (1971-1973), fue Jon quien insistió en que ampliara mi limitada monografía sobre el nacionalismo bajo la Segunda República, obra pedida por la Rivista Storica Italiana, en un libro breve sobre toda la primera fase del nacionalismo. En aquellos años del último franquismo, fue el primer estudio profesional sobre un tema que más tarde, en la época democrática, llegaría a ser una extensa industria.

Por estas y otras razones, es un verdadero placer escribir este prólogo a la obra de Arnaud Imatz, que por su perspectiva inusitadamente amplia y su objetividad constituye un libro único, breve pero absolutamente básico.  Su texto es sobrio, exacto, muy conciso, objetivo y desmitificador, pero sin tonos polémicos.  Es especialmente útil en este momento para cualquier lector interesado en conocer los datos fundamentales de la historia de las provincias vascas y de Navarra –sin mitos.

(*) Prólogo de Stanley G. Payne al libro Vascos y navarros: Mitos, historia y realidades identitarias, (Ediciones La Tribuna del País Vasco)

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