Venezuela: viaje a ninguna parte ¿Y España?
Lo que viene ocurriendo desde hace ya años en Venezuela, y lo que vemos que ocurre en estos días, es el ejemplo típico de lo que sucede en cualquier país en el que –por unas u otras causas, y todos culpables– se ha destruido lo esencial: el concepto de autoridad y el respeto a la ley y a las normas; que por defectuosas que puedan ser, son preferibles a la anarquía. Así, Venezuela viaja a ninguna parte o, al menos, a ninguna buena.
La «revolución bolivariana» de Chávez fue una filfa, algo producto de la ya profunda degeneración de aquel país; no sólo en los que la secundaron, que fueron muchos, hay que reconocerlo, sino también en los que no la supieron o no la quisieron detener a tiempo.
La continuación de aquel engendro es el des-gobierno de Maduro, producto aun más degenerado todavía y, por ello, una caída más en el pozo sin fondo en el que se ha sumido el país que, para más inri, posee unas riquezas, sobre todo petrolíferas, ingentes, a pesar de lo cual ya vemos cómo se encuentra.
Ahora, a la vista de la chapuza de Guaidó y Leopoldo López, dos mediocres también impenitentes y sin remisión, con el pueblo sumido en una confusión total, sin que los que en varias ocasiones dieron la cara, e incluso la vida, ahora se abstengan porque saben que la cosa no está clara, el pretendiente «democrático» venezolano ha optado por encerrarse en la embajada española a la espera de… ni el mismo lo sabe.
Una intervención militar externa, normalmente por parte de los EEUU, único con capacidad teórica para ello –los países del entorno no parece que estarían muy dispuestos–, debe descartarse porque Venezuela no es Granada, ni Panamá; y Trump, aunque histriónico, no es tonto y lo sabe. Rusia, por su parte, juega, como es normal, la baza contraria, es decir, presentar cara a los EEUU, de acuerdo a su estrategia constante por recuperar la influencia internacional que tuvo cuando fue la URSS y que sigue siendo aspiración de nación tan enorme. Lo que no quiere decir que, si llegan a algún acuerdo, el uno y el otro consigan la «solución pacífica» que dicen pretender; bien que puede tardar, y ya tarda, como vemos, porque, repetimos, Venezuela no es Granada, ni Panamá… ni Siria o el resto de países árabes mediterráneos a los que se impuso aquella «primavera» hoy tan agostada en todos ellos; ni la posición geoestratégica de Venezuela es la misma.
Por otro lado, mientras el resto de la comunidad internacional, cuyos principales miembros están gobernados por mediocres como hacía décadas que no veíamos, siga mostrando su inanidad, pusilanimidad e incapacidad y no sólo no se defina, con lo que aumenta la confusión, sino que incluso se dedican a tirarse piedras unos a otros, eso sí, en el tejado venezolano, nada va a cambiar.
Así pues, Maduro se sostiene y, aunque no puede gobernar –lo que se dice gobernar–, tampoco hay nadie, ni Guaidó, ni López, que realmente le chiste. ¿Por qué? Porque la clave, como siempre en última instancia, está en las Fuerzas Armadas del país, así como en sus fuerzas de seguridad. Mientras ambas no se decidan con rotundidad, la cosa no va a pasar de lo que vemos: un despropósito, todo un disparate de indefinición, estupidez y absurdo
No hay una solución a la vista, o mejor dicho, sí, la de que la cosa siga como vemos mientras la FFAA y de Seguridad no pivoten y tomen una decisión contundente; porque la actual, que sin duda es la de sostener a Maduro, es producto de años de aburguesamiento, corrupción, adocenamiento, traición a sus juramentos y mangancia, bases que, no lo duden, pueden destruirse en veinticuatro horas, porque no dejan de ser intereses espurios y crematísticos, así como lealtades gansteriles, que ya sabemos por la historia que duran… pues eso, hasta que surgen otras más apetecibles.
Maduro se va a mantener mientras la mafia militar y policial siga considerando que es posible, que les conviene o que no tienen, ellos, otra salida; cuando consideren que no lo es, que ya no les conviene o hayan logrado agenciarse una solución para ellos mismos, es decir, para los jefes y subordinados privilegiados, Maduro durará lo que un caramelo a la puerta de un colegio.
El pueblo venezolano está partido en dos; ambas mitades han perdido, hace tiempo, la perspectiva, la capacidad de análisis y de acción, sólo que a una mitad, la «madurista», le ha pillado en el machito, y, lógicamente, no se va a apear hasta que no obtenga ciertas garantías. Así pues, no presten mucha atención a lo que ocurre, a los brotes que de vez en cuando nos llegan por los medios –por cierto, cada día menos y más manipulados–, y esperen tranquilos sentados a las puertas de sus casas y, no lo duden, el día que menos se lo esperen veremos pasar el cadáver de Maduro y… la solución habrá llegado por arte de birli birloque y… será muy difícil que nos enteremos, realmente, de cuándo se consiguió. ¿La pista para saber qué pasó? Cómo quedan entonces los capitostes militares y policiales.
Por cierto, y como último apunte: España va, o mejor dicho, ya está, en la misma dinámica: destruido todo concepto de autoridad hace mucho, y dominando una absoluta falta de respeto a las leyes y normas, incluso a las más básicas –los presos separatistas catalanes convictos y confesos se presentan a elecciones y los vascongados campan por sus respetos en las instituciones, por poner sólo un ejemplo–, estamos sumidos en la confusión, la anarquía y avocados a una revolución «bolivariana» que en España va a ser frentepopulista al más burdo y duro estilo que ya conocemos, porque… las Fuerzas Armadas y de Seguridad españolas hace mucho que cayeron en lo mismo que hemos dicho de las venezolanas; por eso no hay solución; y no nos referimos al «golpe de Estado», imposible, innecesario, contraproducente, sino a dar la cara y hacer honor a sus juramentos y supuesto patriotismo; ¿el pueblo español? ya lo ven, como el venezolano, no lo duden.

No podrá haber Elecciones Libres e Inmediatas (Inmediatas lo dice aquí la «portavoza del cumfraude»), ….
hasta que los «insumos básicos» estén en el bolsillo de todos los Venezolanos.
El pueblo Venezolano se podrá proveer de nuevas salvaguardas para su futura seguridad y felicidad, …
cuando haya derrocado al «Tirano de Maduro y su NomenKlatura».
… Forma parte de la doctrina y del libro de ejercicios de los comunistas-socialistas, establecidos por el propio Lenin, que los comunistas-socialistas deben colaborar con todos los movimientos izquierdistas y ayudar a conseguir el poder a los gobiernos constitucionales, radicales o socialistas débiles, para después debilitarlos más y arrebatarles el poder absoluto para fundar el Estado Bolchevique-Marxista-Leninista …
Estimado seguidor: bien matizado. Es la más vieja doctrina marxista la de colaborar aparentemente, para incrustarse cual caballo de Troya y, llegado el momento, subvertir desde dentro y hacerse con el control. Lo dicho, bien matizado y apuntado. Saludos cordiales