Vestir de sacerdote… y de monja

Los sacerdotes deben vestir de clériman o de sotana, y las monjas con hábito. Aunque el artículo se centra en el alzacuellos, debe entenderse que se refiere al clériman, la sotana o el hábito.

1. El alzacuellos es un signo de la consagración sacerdotal al Señor. Así como el anillo identifica a marido y mujer y simboliza su unión, el alzacuellos identifica a obispos y sacerdotes (y a menudo a diáconos y seminaristas) y manifiesta su proximidad al Divino Maestro en virtud de su libre consentimiento al ministerio ordenado al cual han sido (o pueden ser) llamados.

2. Llevando alzacuellos y no poseyendo demasiados trajes, el sacerdote demuestra que se adhiere al ejemplo de pobreza material de Señor. El sacerdote no elige su indumentaria: es la Iglesia quien lo hace en virtud de su sabiduría dos veces milenaria. La humilde aceptación del deseo de la Iglesia de que el sacerdote lleve alzacuellos ilustra su saludable sumisión a la autoridad y su conformidad con la voluntad de Cristo expresada a través de su Iglesia.

3. La ley de la Iglesia exige a los clérigos llevar hábito clerical. Lo dice el número 61 del Directorio para Sacerdotes, que remite al canon 284.

4. Que se lleve alzacuellos fue deseo reiterado y ardiente del Papa S. Juan Pablo II. Este deseo del Santo Padre no puede dejarse de lado sin más: él hablaba con un carisma especial. Con frecuencia recordaba a los sacerdotes el valor de llevar alzacuellos. En una carta del 8 de septiembre de 1982 al cardenal Ugo Poletti, su vicario para la diócesis de Roma, en la que instruía sobre las normas que debían promulgarse sobre el uso del alzacuellos y el hábito religioso, el Pontífice observaba que el hábito clerical tenía valor «no sólo porque contribuye al decoro del sacerdote en su comportamiento externo o en el ejercicio de su ministerio, sino por encima de todo porque evidencia en el seno de la comunidad eclesiástica el testimonio público que todo sacerdote debe dar de su propia identidad y su especial pertenencia a Dios”.

En una homilía del 8 de noviembre de 1982 S. Juan Pablo II se dirigió a un grupo de diáconos a quienes iba a ordenar sacerdotes. Dijo que si intentaban ser como uno más en su “estilo de vida” o en su “modo de vestir”, entonces su misión como sacerdotes de Jesucristo no se realizaría del todo.

5. El alzacuellos evita “mensajes equívocos”: las intenciones del sacerdote serán reconocibles cuando se encuentre en lo que podrían parecer circunstancias comprometedoras. Supongamos que a un sacerdote se le pide que visite pastoralmente casas de una zona donde se han impuesto el tráfico de drogas y la prostitución. El alzacuellos lanza un claro mensaje a todos de que el sacerdote ha venido para ejercer su función con los pobres y necesitados en nombre de Cristo. Un sacerdote que, siendo conocido por el vecindario, visite esas casas vestido de laico puede disparar chismorreos ociosos.

6. El alzacuellos anima a los demás a evitar la inmodestia en el vestir, el hablar y el actuar, y les recuerda la necesidad del decoro público. Un sacerdote serio, pero alegre y diligente, puede impulsar a otros a meditar sobre la forma en la que se conducen. El alzacuellos sirve como un desafío necesario en una época que se ahoga en la impureza, exhibida mediante vestidos sugerentes, lenguaje blasfemo y acciones escandalosas.

7. El alzacuellos protege la propia vocación al tratar con mujeres jóvenes y atractivas. Un sacerdote sin alzacuellos (y que, naturalmente, tampoco lleva anillo de casado) puede resultar un apetecible objeto de atenciones por parte de una mujer soltera que busca marido o de una mujer casada tentada por la infidelidad.

8. El alzacuellos es un buen “guardaespaldas” de uno mismo. El alzacuellos le recuerda al mismo sacerdote su misión e identidad: dar testimonio de Jesucristo, el Gran Sacerdote, en cuanto uno de sus hermanos-sacerdotes.

9. Un sacerdote con alzacuellos inspira a otros a pensar: “He aquí un discípulo actual de Jesús”. El alzacuellos habla de la posibilidad de hacer un compromiso sincero y eterno con Dios. Los creyentes de diferentes edades, nacionalidades y temperamentos observarán la vida virtuosa y centrada en los demás de ese hombre que viste con propiedad y orgullo los hábitos de sacerdote católico, y quizá comprenderán que también ellos pueden consagrarse de nuevo, o por primera vez, al Buen Pastor que les ama.

10. El alzacuellos es una beneficiosa fuente de curiosidad para los no católicos. La mayor parte de los no católicos carecen de experiencia en el trato con ministros que lleven hábito talar. Por tanto, los sacerdotes católicos, con su indumentaria, pueden hacerles reflexionar (siquiera sea fugazmente) sobre la Iglesia y lo que implica.

11. Un sacerdote vestido como quiere la Iglesia es un recordatorio de Dios y de lo sagrado. A la ciénaga laicista dominante no le agradan las imágenes que remiten al Creador, a la Iglesia, etc. Cuando uno lleva alzacuellos, los corazones y las mentes de los demás se refrescan elevándose hasta el “Ser Supremo”, normalmente  relegado a una escueta nota a pie de página en la agenda de la cultura contemporánea.

12. El alzacuellos recuerda también al sacerdote que “nunca deja de ser sacerdote”. Con tanta confusión como hay hoy, el alzacuellos puede ayudar al sacerdote a evitar las dudas interiores sobre quién es. Dos formas de vestir pueden conducir (y a menudo lo hacen) a dos estilos de vida, e incluso a dos personalidades.

13. Un sacerdote con alzacuellos es un mensaje vocacional andante. Ver a un sacerdote alegre y feliz caminando tranquilamente por la calle puede ser un imán que atraiga a los jóvenes a considerar la posibilidad de que Dios les esté llamando al sacerdocio. Dios hace la llamada; el sacerdote es simplemente un signo visible que Dios utilizará para atraer a los hombres a Sí.

14. El alzacuellos coloca al sacerdote en situación de disponibilidad para los sacramentos, especialmente la confesión y la extremaunción y en situaciones de crisis. Justo porque el alzacuellos permite una identificación inmediata, los sacerdotes que lo llevan se hacen a sí mismos más aptos para que se les aproxime la gente, en particular cuando más seriamente se les necesita. Los autores de este artículo podemos dar testimonio de que se nos han pedido los sacramentos y la asistencia en aeropuertos o tanto en ciudades populosas como pueblos aislados, sólo porque fuimos reconocidos inmediatamente como sacerdotes católicos.

15. El alzacuellos es un signo de que el sacerdote se esfuerza por ser santo viviendo siempre su vocación. Es un sacrificio estar constantemente disponible para las almas siendo públicamente identificable como sacerdote. Pero es un sacrificio agradable a Nuestro Señor. Nos recuerda cómo el pueblo acudía a Él, y cómo Él nunca les daba la espalda. ¡Hay tanta gente que se beneficiará del sacrificio que hacemos al esforzarnos por ser santos sacerdotes sin interrupción!

16. El alzacuellos sirve como recordatorio a los católicos “alejados” para que no olviden su situación irregular y sus responsabilidades con el Señor. Para lo bueno y para lo malo, el sacerdote es un testigo de Cristo y de su Santa Iglesia. Cuando un “alejado” ve un sacerdote, se le anima a recordar que la Iglesia sigue existiendo. Un sacerdote alegre supone un saludable recordatorio de la Iglesia.

17. A veces, en particular cuando hace calor, llevar alzacuellos es un sacrificio. Las mejores mortificaciones son las que uno no busca. Sobrellevar las incomodidades del calor y la humedad puede servir como maravillosa expiación de nuestros pecados, y como medio para obtener gracias para nuestros parroquianos.

18. El alzacuellos sirve como “signo de contradicción” en un mundo perdido en el pecado y en la rebelión contra el Creador. El alzacuellos implica una poderosa afirmación: que el sacerdote, como alter Christus [otro Cristo], ha aceptado el mandato del Redentor de llevar el Evangelio a la plaza pública, sin importar el coste personal.

19. El alzacuellos ayuda a los sacerdotes a evitar la mentalidad “de guardia/de permiso” en el servicio sacerdotal. Los números 24 y 7 deben ser nuestros números característicos: somos sacerdotes 24 horas al día, 7 días a la semana. Somos sacerdotes, no hombres dedicados a una “profesión sacerdotal”. De guardia o de permiso, debemos estar disponibles a quienquiera que Dios ponga en nuestro camino. Con la oveja perdida no se puede programar una cita.

20. Los “oficiales” del ejército de Cristo deben identificarse como tales. Tradicionalmente, se nos insiste en que quienes reciben el sacramento de la confirmación se convierten en “soldados” de Cristo, católicos adultos preparados y dispuestos a defender su nombre y su Iglesia. Quienes se ordenan como diáconos, sacerdotes y obispos deben también prepararse -cada uno en su ámbito- a pastorear el rebaño del Señor. Los sacerdotes que llevan alzacuellos llevan adelante su inequívoco papel como líderes en la Iglesia.

21. Los santos nunca han aprobado que se le quite importancia a las vestiduras sacerdotales. Por ejemplo, San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), santo patrono de los teólogos morales y de los confesores, en su estimado tratado La dignidad y santidad sacerdotal, urge a llevar hábito talar apropiado, afirmando que el alzacuellos ayuda tanto al sacerdote como a los fieles a recordar el sublime esplendor del estado sacerdotal instituido por el Dios-Hombre.

22. La mayor parte de los católicos esperan que sus sacerdotes vistan como tales. Los sacerdotes siempre han hecho sentirse cómodo y seguro a su pueblo. De niños, a los católicos se les enseña que el sacerdote es el representante de Dios, alguien en quien pueden confiar. Por tanto, el Pueblo de Dios quiere saber quiénes son esos representantes y qué representan. La preciada costumbre de llevar un traje distinguible ha sido sancionada durante siglos por la Iglesia; no es una imposición arbitraria. Los católicos esperan de sus sacerdotes que se vistan como sacerdotes y se comporten en armonía con las enseñanzas y las prácticas de la Iglesia. Como hemos observado dolorosamente en los últimos años, a los fieles les molesta y hiere especialmente cuando los sacerdotes desafían a la legítima autoridad de la Iglesia y enseñan o actúan de forma inapropiada o incluso pecaminosa.

23. Tu vida no es tuya; perteneces a Dios de una forma especial, has sido enviado a servirle con tu vida. Cuando nos despertamos cada mañana, debemos dirigir nuestros pensamientos a nuestro amado Dios, y pedir la gracia de servirle bien ese día. Al ponernos la prenda que proclama a todos que Dios aún actúa en este mundo a través del ministerio de hombres pobres y pecadores, nos recordamos a nosotros mismos nuestro estatus de servidores a quienes Él ha elegido.

Para Vida Sacerdotal


6 respuestas a «Vestir de sacerdote… y de monja»

  1. «Es difícil perseverar en la gracia a causa de la extraña corrupción del mundo. El mundo es ahora tan corrompido, que es como necesario que los corazones piadosos sean mancillados si no por su sieno, al menos por su polvo; de tal modo que es una especie de milagro cuando alguien permanece firme en medio de este torrente impetuoso sin dejarse arrastrar por él; en medio de este mar borrascoso, sin ser sumergido o saqueado por los piratas y corsarios; en medio de este aire viciado, sin quedar contagiado. Es únicamente por causa de la Virgen fiel, en quien jamás tuvo parte la serpiente, que este milagro se realiza en favor de aquellos y aquellas que la sirven de la mejor manera.»
    Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen María,
    de San Luis María Grignion de Montfort, punto 89, 3º

    Para los verdaderos curas, no debe ser fácil desde la supeditación jerárquica respecto de sus Obispos, la mayoría liberal-socialistas y ateos (o cuando menos apostatas), lidiar con estos Obispos que guardan silencio ante los pecados del mundo y ante el avance de la sociedad degenerada. En los años 60-70 la nueva versión de las tres negaciones de Pedro a Jesús antes de que cantara el gallo fue precisamente quitarse los hábitos los curas y las monjas, como primer paso para la descristianización de la sociedad. Después de este primer paso, se han dado muchos otros.

  2. “Que se lleve alzacuellos fue deseo reiterado y ardiente del Papa S. Juan Pablo II”
    Este artículo es un tanto evidente o bien es muy retorcido. Me explico: que los sacerdotes deben ser identificados por su vestimenta es algo como muy apropiado y evidente, pero -además- por lo que debe ser plenamente identificado es por una vida ejemplar y es aquí lo que quiero resaltar, pues se menciona como mantenedor y defensor de esa imagen de sacerdote modelo a Wojtyla. Ya tengo comentado que Wojtyla es un solemne demoledor satánico de la Iglesia, mucho más peligroso que Judas Iscariote. Wojtyla dejó de lado sus deseos ardientes de alzacuellos cuando iba de pícnic con su “pandilla” en su Polonia ocupada; entiendo que un cura cuando va a una playa y toma un baño lo hará sin el hábito, ahora bien que este mismo señor que aconseja tan reiterada y ardientemente ir con alzacuellos para ir, en otro momento, amparar a Marcial Maciel –pulcramente con la vestimenta sacerdotal- en su foto con este usurpador de Papa justo en el momento del escándalo mundial de pederastia por el asqueroso criminal de Maciel y hacer la siguiente declaración: «Es un guía eficaz de la juventud» es del todo un insulto a DIOS y a su Iglesia. Este Wojtyla tan aparentemente defensor de las buenas costumbre fue un auténtico carnicero nombrando y encubriendo a pervertidos y enemigos declarados de DIOS y del hombre. El propio arzobispo Viganò en su primera carta denuncia de pederastia, dejando por embustero a Bergoglio, también incluía el conocimiento de ello por Wojtyla y Ratzinger. El Santo Padre Pío V con respecto a los religiosos que fuesen hallados haciendo acto CONTRANATURA los enviaba a los tribunales civiles en su segundo renuncio descubierto para su ejecución; no quiero imaginar con un menor.
    N. S. JESUCRISTO nos dejó bien claro: «Pero al que escandalice a uno de estos pequeños, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar». JESUCRISTO vino para redimirnos, para darnos salvarnos, darnos vida y amor, No muerte ni desesperación.
    Lo reflejado en este artículo con respecto a Wojtyla “Que se lleve alzacuellos fue deseo reiterado y ardiente del Papa S. Juan Pablo II” no es exactamente por ser un fariseo en sentido estricto. El sentido adecuado es el ser un agente infiltrado de Satanás en la Iglesia con objeto de perder y dañar a almas en el Seminario (justamente en la fábrica de sacerdotes de CRISTO), desalentar a aspirantes al sacerdocio y dañar la imagen de la Iglesia de JESUCRISTO con la consiguiente desmoralización de sus fieles. Lo del alzacuellos dicho por Wojtyla es llamarnos tontos a la cara.
    En ningún artículo de índole católico se debe mencionar a estos demoledores como Wojtyla sino es para destapar su verdadera identidad de criminales satánicos.

  3. Los militares -el sacerdocio de la Patria- sabemos muy bien el enorme daño que hizo a la Institución -el ejército- el hecho de que los militares dejáramos de dar testimonio público de nuestra fe y de nuestra misión al vestir siempre de paisano fuera de los recintos militares.
    Exactamente igual sucede con el clero.
    Por otro lado estoy completamente de acuerdo con Kevlar.
    Justamente lo contrario con las “sorprendentes razones” de Eugenio que no vienen a cuento con el texto del artículo.
    Hasta el punto de dar la sensación de que quiere lanzar un torpedo bajo la línea de flotación contra la Iglesia tradicional, envuelto en algodón azúcar, aparentando querer condenar los pecados -tristes y reales- de una Iglesia a la que no se busca regenerar… sino destruír.

    1. No sé si leyó bien el artículo y mi comentario, pero sí sale a relucir Wojtyla en el artículo de forma clara. Solo estaba tratando de poner en contexto el artículo. Las mentiras, las trampas, las estafas vienen presentadas con grandes verdades que esconden razones perversas. El tema de la masificación de vestir de paisano por parte de los curas se inició con Montini. Wojtyla tan solo trataba de aparentar una cierta contención ante tanto desmadre para trasmitir tranquilidad a la parte NO contaminada y ejemplar del clero. Wojtyla estaba sencillamente haciendo su papel ganando tiempo para que cuando dejasen esta vida terrenal los obispos de vida ejemplar fuesen sustituidos por los enemigos de CRISTO.
      Justamente trato de defender a la Iglesia tradicional, la Iglesia que ha sido de Pedro a Pío XII. La Silla de Pedro está usurpada desde entonces y son precisamente estos usurpadores los que están tratando de destruirla. Si Vd. considera que precisamente estos demoledores (de Roncalli a Bergoglio) no estuvieron y no siguen destruyéndola, tendría que pensar que Vd. tiene sus principios católicos tan desviados que ha dejado de ser seguidor de N. S. JESUCRISTO o de no entender lo más elemental de las enseñanzas de nuestro Divino Maestro.
      Aquí mismo en España, estos demoledores nos colocaban a hienas tan fácilmente identificables como el obispo terrorista de Setién o a Tarancón que llegó a decir que tenía en su poder el documento de excomunión de Franco que finalmente no le entregó.
      También considero que no es realmente consciente del momento histórico que estamos atravesando.
      La Iglesia jamás será destruida pero pasará por su peor trance con estos lobos disfrazados con solideo y vestidos de blanco.
      Espero haberme expresado mejor.

      1. Ahora ya concuerdo al cien por cien, con el Concilio Vaticano II “el humo de Satanás penetró en la Iglesia” (por haberle abierto, de para en par, puertas y ventanas)
        Los católicos debemos creer que “Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”
        Pero es necesario y urgente cerrar esas puertas y ventanas tan imprudentemente abiertas.
        Identificar al enemigo infiltrado que las abrió y proceder a una exhaustiva ventilación antes de proseguir el camino de la historia.
        Un cordial saludo.

        1. Exactamente, lo primero para defendernos es saber quién nos está atacando.
          Realmente hemos sido atacados de siempre: Eva por la serpiente, Judas Iscariote por Satanás a quien tomó y posteriormente traicionó a N. S. JESUCRISTO, las herejías (Lutero, el anglicanismo,..) en que los judíos de alguna manera estaban en el ajo, movimientos como la Ilustración, revolución francesa, comunismo, igualmente por iniciativa sionista. La Iglesia siempre resistió estos embates pero finalmente con Roncalli consiguieron apoderarse de la Silla de Pedro. No obstante, La Iglesia cuando parezca estar hundida es cuando definitivamente triunfará.
          El actual plan de DOMINACIÓN y EXTERMINIO -con esto de la plandemia- espero despierte a muchos. Dentro de poco vendrá «alguien» a poner el sello en la frente y en la mano y aquí ya no habrá excusa posible: o se está con DIOS o con Satanás. Vienen tiempos malos pero todo será más visible y entendible. Nuestro refugio: El Rosario, devoción al Santísimo Corazón Inmaculado de la Virgen María y al Sagrado Corazón de JESÚS.
          Un cordial saludo.

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