Víctor Laínez asesinado por la anti-España
La muerte de Victor Laínez, golpeado cobardemente por la espalda por un más que reconocido rojo delincuente, miembro del lumpen de esta sociedad,..
La muerte de Victor Laínez, golpeado cobardemente por la espalda por un más que reconocido rojo delincuente, miembro del lumpen de esta sociedad, viene a propósito, por desgracia, de varias cosas que desde que sufrimos este «Estado de impunidad democrático» se han asentado en España como normales sin serlo; ni dichas anormalidades se dan en otras «democracias». Veamos sólo algunas:
* La existencia de la anti-España.-
La más grave de todas. Es decir, de esos españoles, porque lo quieran o no lo son, de esa parte de la sociedad civil y de la clase política, generalmente de la «izquierda» y de los «secesionistas», claro, que odian a España. No existe en otros países una anti-nación. Aquí sí, y además se alimenta, se reproduce y expande un tipo de anti-español cuya única meta en la vida es destruir España sea como sea, aún a costa de hundirse con ella. Odian su historia, sus símbolos, a todo aquel que ama a España y más al que lo demuestra; es inconcebible que España sea la única nación del mundo en que haya que defender su unidad y sus símbolos, precisamente incluso de los que deberían defender todo ello aunque sólo fuera por el cargo que ocupan y el dinero que cobran; en ningún país del mundo cabe la menor posibilidad de permitir el más mínimo desmán, por leve que sea, contra la propia nación. Se puede ser de «derechas» o de «izquierdas», pero la nación, la patria y sus símbolos ni se discuten.
Algunos son personas de posibles, intelectualmente formados, nada tontos; otros son pobres diablos, bellacos. Pero ambos tienen un denominador común: su odio a España. ¿Por qué odian a España y a lo español? ¿De dónde viene ese odio? Muy sencillo: porque odian a Dios, a la Iglesia y a la única fe verdadera que es la católica; porque saben que España se formó a la luz del Evangelio y que su esencia es la Fe. Porque saben que España o es católica o no es España, como estamos viendo. No hay otra razón y es, al tiempo, la razón de todo lo demás.
La anti-España, que toma forma a partir de la guerra de la independencia, para seguidamente ir creciendo y expandirse, es hija y heredera de las dos primeras revoluciones mundiales que marcaron un antes y un después: la luterana y la francesa, ambas manifiestamente anti-católicas; precisamente las mismas a las que España resistió, combatió y derrotó. Desde mediados del XX la anti-España llega al paroxismo al asumir los postulados de la tercera de las revoluciones, la marxista, sea socialista o comunista, atea y anti-católica hasta la médula, la cual fue direcatmnte fulminada en la guerra de 1936-39 por la victoria del Alzamiento cívico-militar del 18 de Julio, y más aún en la paz subsiguiente por los casi cuarenta años de gobierno del Caudillo, quien hizo la revolución nacional y social que sacó a España para siempre de su retraso; que es lo que no le perdonarán jamás.

La «izquierda» en España no es española, no es nacional, no ama a España, la odia. Echen un vistazo a la historia de los grupos, partidos y personas que a lo largo de nuestra historia y ahora mismo han formado y forman parte de tal sector ideológico y lo verán con claridad. Tiran contra España directa o indirectamente, contra sus esencias, su historia, nuestras cualidades y virtudes siempre que pueden, dentro y más aún si están en el extranjero; vocean nuestros defectos más que nuestros enemigos. El odio a España es su obsesión, su alma, su sangre, lo único que les mueve en la vida. Para destruir España no han dudado nunca en aliarse, e incluso someterse y venderse, a potencias extranjeras que lo único que querían era, precisamente, someter y destruir a España; caso, entre muchos, del PSOE y del PCE durante nuestra contienda de 1936-39 bajándose los pantalones ante la URSS, y en los años subsiguientes haciendo lo mismo con los «aliados» con tal de que echaran a Franco; su empeño por borrar del mapa sus años de gobierno es tan visceral, repugnante, animal, anormal y obsesivo que sólo puede deberse a mentes enfermas o a poseídos.
Ese odio a la propia nación no se da en otros países por muy turbulenta que haya sido su historia. Algunos breves ejemplo entre miles: ¿Ha renegado alguna vez el socialismo francés de las matanzas de la Revolución francesa, del tirano e imperialista Napoleón, de De Gaulle, de las armas atómicas que posee, de sus múltiples centrales nucleares, etc., etc.? ¿Ha renegado alguna vez el partido demócrata norteamericano de la ilegalidad de la guerra civil que impidió el derecho de los Estados del Sur a separarse de la Unión, del genocidio de los indios, del intervencionismo en hispanoamérica, del apoyo a todo tipo de dictatorzuelos bananeros, etc., etc.? ¿Ha renegado alguna vez el partido laborista británico de las masacres en la India, de las de los boers en Sudáfrica, de los robos de Gibraltar y las Malvinas, etc., etc.? ¿Alguno de todos los nombrados insulta o permite que se insulte a sus respectivas naciones, a sus símbolos, etc., etc.? ¿Alguno ha procurado alguna vez la destrucción de sus naciones si quiera en lo mínimo? No, no y no, ni se les pasa por la cabeza; y así podríamos seguir ad infinitum.
La pena y gravedad de tal enfermedad espiritual y mental –realmente es de psiquiátrico– es que está favorecida por «los otros», los que se creen españoles, por lo menos los de los últimos cuarenta años, pero que tampoco lo son. Por esa «derecha» estúpida, que rezuma cobardía, complejo, cicatería, egoísmo y pusilanimidad y, por ello, son el caldo de cultivo de aquellos.
Luego quedan españoles de pro, como el difunto Laínez (R.I.P), pero son pocos, muy pocos, y poco o nada pueden hacer porque son perseguidos por la «izquierda» y la «derecha»; incluso hasta la muerte, como hemos visto.
* La nulidad del sistema judicial.-
Ya sentenció Alfonso Guerra, esa lumbrera roja, que Montesquieu había muerto; y todos aquí lo admitieron, callaron y se subieron al carro. Así, tenemos el sistema judicial más politizado, parcial, mediocre, contaminado y corrupto del mundo. Así, lo que tenemos es un «Estado de impunidad». Se suceden, día sí y día también, desde hace cuarenta años, las sentencias justas, las menos, que no se ejecutan o las manifiestamente injustas que sí lo hacen. En el caso que nos ocupa resulta que el «presunto» asesino ya había dejado paralítico a un agente y lo más que le salió fueron 9 años. Sin embargo, a Josué Estébanez, que en 2009 sólo se defendió de una pandilla de cobardes como el «presunto» de ahora que iban a hacerle lo mismo que ahora le han hecho a Laínez, le cayeron 26 años porque el juez dijo que, no sólo era premeditado –mentira–, sino que había «odio ideológico»; odio ideológico lo tenían el muerto y su pandilla cuando llevaban ya varias estaciones persiguiendo a Josué porque llevaba una cazadora cuya marca consideraban «fascista». Odio ideológico el del «presunto» asesino de Laínez por matarle porque llevaba unos tirantes con la bandera de España, de nuestra nación, de nuestra patria.
* Un sistema penitenciario aberrante.-
Que hizo que el «presunto» sólo cumpliera 4 de los 9 años que le cayeron; que hace que de las penas impuedstas no se cumplan ni un tercio; que ha convertido las cárceles en hoteles de cinco estrellas; que ofrece citas vis a vis, salidas fin de semana, reducciones de condena por «buena conducta» en la cárcel –hay que jorobarse–; que actúa según la moda de la «doctrina» no sé qué; etc., etc.

* Un jefe del Estado que permanece impasible ante la ofensa.-
Ofensa a él, no como persona, sino como jefe del Estado, y a los símbolos de la nación, de la patria, el himno, la bandera, etc. y no tiene la dignidad de actuar como lo que es y representa.
* Unos dirigentes políticos que usan el vituperio contra España.-
Y contra lo español, contra nuestra historia, contra nuestras instituciones y demás, como munición contra el otro todos los días.
* Un régimen político inane.-
Que permite, alimenta y mima a partidos y personas manifiesta, abierta y públicamente enemigos de la nación y la patria.
* Unas FFAA que callan.-
Y callan, y callan y… optan por «defender a España, nuestra seguridad y libertad»… en el Polo.
Y, en fin, sigan ustedes que seguro que lo hacen mejor que nosotros. O cambiamos radicalmente o no vamos a quedar ni uno.
¡Victor Laínez, caballero legionario, caído por Dios y por España! ¡Presente!
¡Libertad Josué Estébanez!
