VOX, el voto útil
Pedro el Breve, llegó al poder con el objetivo explícito de convocar elecciones inmediatas. Ha aguantado nueve meses hasta que lo han echado. Llegó con el apoyo de los batasunos, herederos de ETA, con el de los independentistas golpistas y con el de los comunistas que siguen apoyando la represión criminal de Maduro y las tres comidas diarias que, según ellos, toman los venezolanos cada día. Pero lo ha echado la manifestación de Colón por la unidad de España, en la que participó Corcuera; las presiones de los barones socialistas que temen que, en mayo, les apliquen a ellos la medicina andaluza; las declaraciones de Alfonso Guerra; las negras previsiones económicas, que podrían llevarlo a un futuro “zapaterazo” electoral, y el rechazo a sus presupuestos, que ha sido la guinda formal de su retirada. Ahora está recorriendo España a través de los medios de comunicación para insistir en que ha sido una persona dialogante con todos los partidos y que es profundamente constitucionalista. No sé si espera que el pueblo español se lo crea o si pretende con ese título obtener un doctorado pero son sus hechos los que deben ser recordados de cara al próximo 28 de abril. En particular su actuación en el tema de Cataluña pasará a la historia. Rebelión un día, al otro, sedición; relator hoy sí y ¿mañana qué? Nuevas embajadas catalanas todas las que quieran, etc, etc y 140 millones de euros adicionales de gasto, por no haber unificado las elecciones generales con las autonómicas y locales del siguiente mes de mayo. Son hechos, entre tantos otros, que deben ser recordados una y otra vez en campaña.
Mientras tanto la oposición debate sobre Vox y el voto útil. Yo lo tengo claro. Véase el título de este artículo. ¿Fue útil Vox en Andalucía? Evidentemente, ha hecho temblar muchos tenderetes y que el PP se ponga las pilas. Las elecciones autonómicas y locales de mayo también lo tendrán muy presente. Vox fue muy generoso en Andalucía y apoyó, casi sin contrapartidas, al gobierno de PP y Cs, aguantando la desfachatez y la descortesía de este último al descalificarlo frivolamente. Sin embargo, Vox lo tiene muy claro, los temas principales que preocupan a los españoles son el independentismo, la sesgada memoria histórica que ha hecho resurgir el guerracivilismo, la inmigración descontrolada y la marginación de los españoles, en cuestión de ayudas, frente a los inmigrantes ilegales, la reconducción del Estado de las Autonomías, al menos mediante un uso rotundo del 155 y del 150.3, el fomento de la actividad empresarial y la creación de empleo, la atención inmediata a pensiones, déficit y deuda pública. Votar a Vox por todos estos temas es muy útil para la convivencia democrática, la igualdad de los españoles y el resurgir de un sentimiento de unidad solidaria, que se han venido perdiendo desde hace 40 años. Los ciudadanos españoles debemos optar claramente. O somos demócratas y respetamos la ley y la Constitución, inclusive para cambiarla, o somos golpistas o amigos de los golpistas. Aquella frase de Arzalluz de que unos mueven el árbol y otros recogen las nueces, no puede repetirse de nuevo. La violencia y toda violación de las leyes debe ser reprimida. El orden no es contrario al progreso, sino que es su fundamento más firme. Sin orden no hay libertad y son los violentos los que la arrebatan. Nunca más.
Por todo ello el voto a Vox es necesario y, por tanto, útil. Eso no quita que sea importante hacer el cálculo de los escaños que se puedan perder por dispersión del voto, pues siempre es lamentable que el sistema electoral no refleje, adecuadamente, lo que opina el pueblo. No obstante, y mientras que no se cambie, hay que respetar la ley electoral vigente y, sobre todo, los artículos 68 y 69 de la Constitución que establecen, porque así lo votó el pueblo español, la esencia del sistema a seguir en la elección de los diputados y senadores nacionales. Ante el análisis de los riesgos de la dispersión de voto, que afectan a todos los partidos, cabe proponer coaliciones electorales, en todos o en algunos ámbitos. La sugerencia de Casado, presuntamente un anti Rajoy, de ofrecer una coalición para el senado, que podría llamarse Senadores por el 155, es una buena idea, pues para poder volver a aplicar este artículo se necesita mayoría absoluta en el Senado.
Sin embargo, Cs ya ha rechazado esa posible coalición, lo que parece un tanto contradictorio, respecto al primer problema político español, que consiste en reconducir a la Generalitat catalana, impidiendo que se siga marginando a los españoles catalanes que viven allí, incluida Arrimadas. El 155 es indiscutiblemente lo que necesita España. Pedro Sánchez ya se ha mostrado en contra, con sus hechos, y ni siquiera lo sugiere. Hay que volver al espíritu integrador de la transición, lo que exige derogar las leyes de Memoria Histórica, y recordar, también al propio Tarradellas, presidente de la Generalidad de Cataluña en el exilio desde 1954 hasta 1977, y de la Generalidad provisional desde ese año hasta 1980, en la que ejerció, sin complejos, como claro catalán y español, alejándose explícitamente de todo mensaje guerracivilista.
Cada provincia tiene derecho a elegir a cuatro senadores, Ceuta y Melilla a dos cada una, que no van en listas bloqueadas, sino que se vota al candidato, aunque aparezca, al final de la lista. Por eso en caso de coaliciones, en cada provincia hay que consensuar los nombres que aparecerán como candidatos, lo que implica a priori un reparto de escaños entre los partidos coaligados. Las puertas están abiertas a acuerdos y no creo que Vox se oponga a ello, si cuentan con él. Lo que seguramente no va a hacer, porque no es bueno para España, es dejar de presentar candidatos. Andalucía fue un principio, pero Vox haría muy mal, dadas las urgencias que tiene España, si renuncia a presentarse en algún territorio. Sus mítines son claros y directos, nada de ambigüedades riveristas. Tiene la oportunidad que los tiempos le ofrecen. Es un partido español, sereno, democrático, constitucionalista, claro y comprometido. Si sigue así, será el auténtico voto útil en las próximas elecciones de 28 de abril. ¡Viva España!
